Políticas europeas para la Pyme

Políticas europeas para la Pyme

Pensar primero a pequeña escala es la consigna que en la Unión Europea (UE) guía las políticas públicas orientadas a las empresas de menor tamaño. El 99% de las empresas de la UE son Pyme y generan dos tercios del empleo total creado en el sector privado.

Al igual que en la agenda del gobierno chileno para el segmento, la capacitación tiene en las medidas del bloque una importancia central. Cabe destacar el esfuerzo europeo por entender quiénes son estos empresarios. La respuesta es que se trata de "personas con mentalidad comercial, capaces de transformar una buena idea en un negocio floreciente". Se les define además como "el alma de toda economía próspera", lo que por ejemplo fundamenta el incentivo a estudiantes de educación superior para que creen sus propias empresas o los 70 mil millones de euros, con un valor euro que bordea los $750, que entre el 2017 y 2019 se destinaron a planes de formación continua.

Otras coincidencias que podemos detectar son la preocupación por las fuentes de financiamiento, la entrega de créditos segmentados a microempresarios (según pertenencia a determinados grupos: mujeres, jóvenes o minorías étnicas) y la búsqueda de la competencia leal entre empresas.

Sin duda, las grandes brechas entre las políticas emprendidas en Chile y Europa están en los retos medioambientales, la internacionalización y la innovación. La apuesta que aglutina estas tres áreas es que desde lo local, las empresas de menor tamaño, deben abordar los desafíos globales, incluidas las nuevas tecnologías y el cambio climático.

El énfasis local del fomento de la UE a sus Pyme está marcado por los más de 300 mil millones de euros que entre 2017 y 2019 se destinarán al desarrollo regional. Sin embargo, se les considera entidades con vocación de apertura ya que estos fondos pueden financiar redes para la cooperación territorial. Además, se incentiva el uso de los centros de enlace para la innovación que integran la red IRC y que permiten a las empresas, en sus propias zonas de emplazamiento, encontrar a los mejores socios en el mundo y transferir la mejor tecnología disponible para solucionar sus problemas específicos. En Chile, se encuentra la única sede latinoamericana de las 243 instituciones que integran esta red. Así, al igual que las Pyme europeas, las empresas chilenas pueden acceder a la mejor tecnología y a los mejores socios del planeta desde su propio entorno local.

La decidida apuesta por la innovación en la UE también se evidencia en el hecho de que más de 8 mil millones de euros del Programa Marco de Investigación y Desarrollo Tecnológico serán orientados a las pequeñas y medianas empresas. Además, se destinarán 1.300 millones de euros adicionales con el mismo objetivo, a los cuales se podrá acceder a través del Programa para la Innovación y la Competitividad (PIC) y la iniciativa Europa Innova.

En tanto, la internacionalización se impulsa además desde planes que permiten acceder a mercados fuera del bloque como AL-Invest (Inversiones en América Latina), Asia Invest y Gateway to Japan. El objetivo es aumentar el 37% de Pyme que exportan. En Chile, nuestra tarea es 9 veces mayor: debemos hacer crecer el 4% de empresas de menor tamaño que logran exportar.

Por último, esta misma salida de la Pyme al mundo es lo que determina que el segmento deba asumir la meta que se ha impuesto la UE de reducir el consumo energético en un 20% y las emisiones de CO2 en el mismo porcentaje, para lo que se ejecuta un sistema comunitario de gestión y auditoría medioambiental (EMAS) y, con cargo al PIC y al Programa Marco, se han destinado 1.400 mil millones de euros al mismo fin.

Más allá de los recursos involucrados, pensar a pequeña escala los desafíos mundiales de globalización, tecnologización y sustentabilidad puede ser una idea inspiradora para las futuras acciones que aborden las problemáticas del segmento en nuestro país.